El saber de Álvaro Palacios le viene de familia. Antes de establecerse en el Priorat, concretamente en el municipio de Gratallops, trabajó en Palacios Remondo, que era la bodega familiar, y durante 2 años en Petrus
A finales de los 80, Álvaro Palacios junto con otros 3 enólogos (René Barbier, Carles Pastrana y José Luis Pérez) decidieron apostar por la región del Priorat. Su principal apuesta era la autóctona garnacha, aunque también se cultivan otras como la cariñena y la cabernet sauvignon.
Esta aventura personal no pudo resultar más fructífera: En los años 80 un litro de vino del Priorat se pagaba a 100 pesetas; en enero de 1999 se subasto una botella de esta zona por 68.000 pesetas en Christie's de Nueva York.
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